martes, 24 de abril de 2012

1912. Alcorta, Provincia de Sante Fe. Argentina.
Es de noche. El frío de Junio se adueña de la vastedad del campo. Un grupo de hombres y mujeres discuten un futuro incierto. Saben que aún cuando se los escuche, los cambios no serán fundame...
ntales. El contendiente es poderoso.

Una mujer, María Robotti de Bulzani, al ver la indecisión de los hombres, se quita el delantal y dice: “No sé ustedes, pero yo estoy de huelga. No cocino ni cebo más mate”.1

Una declaración tan simple, casi pueril es el detonante para que se inicie el movimiento agrario más importante del que se tenga noticia en mi país: aquél que se dio en llamar “El grito de Alcorta”.